martes, 27 de marzo de 2012

Algunas reflexiones sobre la lectura

Éstas son algunas reflexiones relacionadas con la lectura, la escritura y ciertos escritores (aunque todas ellas son siempre primero la historia de la lectura), que he ido recopilando desde hace años, casi sin darme cuenta, y almacenando en cajones virtuales. Ahora las junto y las dejo aquí, en otra de las tantas ventanas líquidas que tengo esparcidas por la red. Algunas pertenecen a novelas, otras a conferencias y artículos, otras a cartas, otras puede que incluso sean apócrifas.

INSTRUCCIONES DE USO:
La selección ha sido realizada con un humilde desorden y con una ausencia de rigor más cercano a la inconsciencia que al caos lúcido. Después de leerlas lo más reconmendable es mantener la mente ocupada en la más absoluta nada.

Todo esto para no pegarlas y ya está. Ahí van:



“Si el libro que leemos no nos despierta como un puño que nos golpea en el cráneo ¿para qué lo leemos? ¿Para que nos haga felices? Dios mío, también seríamos felices si no tuviéramos libros, y podríamos, si fuera necesario, escribir nosotros mismos los libros que nos hagan felices. Pero lo que debemos tener son esos libros que se precipitan sobre nosotros como la mala suerte y que nos perturban profundamente,...”

Franz Kafka


"El ser humano es una entidad bastante desagradable y ninguna descripción de la especie que excluya a la violencia sería verosímil. Y como literatura, no conozco ningún buen libro basado en la historia de buena gente"

Carlos Busqued


"Bolaño seguirá teniendo vigencia en cualquier lengua porque escribió desde la periferia, con esa garra y esa vitalidad que sólo poseen los marginados, nunca para complacer a una tradición o al mainstream".

Junot Díaz


Escribir un bestseller con intención consciente de hacerlo es, después de todo, un estado mental que no deja de tener puntos de comparación con el acto de casarse por dinero sólo para descubrir que la ausencia de amor es más costosa que lo previsto. Cuando un supuesto y modesto escritor de bestsellers se vuelve lo bastante profesional como para escribir un libro ganador, él o ella piensa que ha logrado una gran hazaña, al igual que un hombre desprovisto de amor (y dinero) verá un casamiento pródigo como una unión espléndida.

Norman Mailer



El escritor definió tres tipos de lectores:

1. El lector de clásicos, el que tradicionalmente se ha considerado como un buen lector por hacer suyos los textos de autores como Platón y Cervantes.

2. El lector comercial, que se ciñe a la lista de best-seller y que por lo tanto sigue la corriente de la mayoría.

3. El lector selectivo, que busca el libro adecuado y sabe lo que quiere leer. “Es el que sabe de una manera personal descubrir en un libro algo que es suyo. Leer como si estuviera buscando su autobiografía”, aseguró. Es un lector que debe tener coraje para decir: “entiendo que Cervantes es un gran escritor pero no para mí”. Pese a esta crisis, Manguel piensa que los lectores van a sobrevivir y que “la muerte de la literatura la tiene que leer un lector”.


Crónica de alguien sobre lo que dijo Alberto Manguel en no sé qué conferencia que dio no sé dónde


La lectura es un arte, aunque muchos autores de hoy lo ignoran, ya que andan atareados complaciendo lo que se espera de ellos: intrigas trilladas, personajes que hablen como en las series más mediocres de televisión, estilo de tiralíneas. Claridad se les reclama, y que no embrollen. Que respiren con naturalidad y no ensombrezcan las mañanas.

Ostentadora del gusto general, la mayoría lectora, que cuenta con la reveladora complicidad del sufragio de los que no leen, actúa como si hubiera vencido en las urnas y eso le permitiera ahora imponer la figura del lector pasivo y someter cualquier lectura individual a la más burda lectura general, prisión de todos.


Enrique Vila-Matas


Cuando despertaron del ensueño de las hipotecas y de aquel poderío económico que habían creído eterno, cuando despertaron en pleno centro del torbellino que lo arrasaba todo, el libro seguía ahí. Era asombroso, nada ni nadie había conseguido alterarlo, nadie lo había movido del lugar de siempre. Miraron incrédulos, parecía mentira. Allí estaba, totalmente imperturbable. Años de barbarie no habían podido con él, y ahora, a principios de aquel siglo que había comenzado con la gran borrasca, el libro estaba allí para recordarles o simplemente informarles, por si no lo sabían, que la literatura habla un lenguaje distinto, no opresor, muy diferente al resto de los lenguajes perversos que nos esclavizan con sus tiranías cotidianas: el lenguaje económico, político, religioso, familiar, televisivo.

Enrique Vila-Matas


"La vida misma no creo que haga escribir a nadie. El momento en que uno decide ser escritor es un instante de locura total y de voluntad, entendida en el sentido nietzscheano de la palabra, que es un sentido bastante delirante.
Escribir no es normal, lo normal es leer y lo placentero es leer, incluso lo elegante es leer. Escribir es un ejercicio de masoquismo; leer a veces puede ser un ejercicio de sadismo, pero generalmente es una ocupación interesantísima”


Roberto Bolaño


Dan Brown es un escritor de culto pero es un culto masivo y, por lo tanto, muy poco selectivo. J. D. Salinger es, también, un escritor de culto; pero lo suyo se acerca al más exquisito budismo zen. Así, Haruki Murakami o Paul Auster o David Foster Wallace serían sumos sacerdotes de sectas en expansión, mientras que Thomas Pynchon y Jorge Luis Borges y Vladímir Nabokov serán, siempre, tótems frente a los cuales arrodillarse. Entre unos y otros están todas esas íntimas religiones (propongo estampitas de John Banville, Rick Moody, Iris Murdoch, Felisberto Hernández, Denis Johnson, Michael Ondaatje, Steven Millhauser) por las que unos cuantos miles están dispuestos a lo que sea. Es decir: a seguir leyendo. Y a reconocerse entre ellos con complicidad. Nunca dejaremos de creer y de rezarles a León Tolstói y Marcel Proust y Francis Scott Fitzgerald. Un escritor de culto es aquel que hace que leer sea tan pero tan parecido a orar, con una atendible diferencia: no sólo sentimos que nos escucha sino que, además, nos habla nada más que a nosotros. Y, por supuesto, Dios existe y se llama Shakespeare.

Rodrigo Fresán

domingo, 25 de marzo de 2012

Teseo y el Minotauro

Teseo, versión de Robert Graves.
Androgeo de Creta, hijo del rey Minos, gana todas las competiciones atléticas en Atenas: carreras, boxeo, salto, lucha, lanzamiento de disco. A los sobrinos de Egeo esto no les hace ninguna gracia, así que lo acusan de conspirar por el trono y lo matan. Minos protesta airadamente ante los dioses del Olimpo. Éstos le ordenan a Egeo que cada nueve años envíe siete chicos y siete chicas de Atenas para que sean devorados por el Minotauro de Creta. El Minotauro - medio toro y medio hombre - vive en el centro de un laberinto circular construido por Dédalo. Un laberinto cuyos recovecos el Minotauro conoce de memoria. En esto, los atenientes, que ya estaban enfadafos con Teseo por una refriega anterior, lo escogen en el selecto grupo que se va a zampar el Minotauro. Teseo está contento porque ha decidido matar al Minotauro.
Ariadna, hija de Minos, se enamora de Teseo. En realidad nunca lo ha visto, pero Afrodita se ha metido en la historia y ha conseguido que eso suceda. Ariadna visita a Teseo en la prisión, antes de que éste acuda al laberinto. El plan es el siguiente: ella tiene un ovillo mágico que le dio Dédalo antes de largarse de Creta. Si atan el cabo suelto en la puerta del laberinto, éste rodará mágicamente hasta el claro que está en el centro del laberinto. Ahí está el Minotauro. El Minotauro solamente duerme una hora al día, cerca de la medianoche. Teseo con la ayuda del hilo consigue llegar al centro del laberinto, donde está durmiendo el Minotauro y le corta la cabeza. Ariadna libera a los otros/as cautivos/as atenienses. Agujerean los barcos de la flota cretense y huyen en un barco.

Corolario: Teseo es un cutre. Que me perdone la gélida Academia, pero no se me ocurre otro adjetivo.



Los Reyes, Julio Cortázar.
Aquí Ariadna siente piedad por su hermano Minotauro. Cuando éste se entera que Ariadna le entregó el ovillo a Teseo se siente traicionado o poco amado o algo que no es lo uno ni lo otro pero que es mucho peor y se deja matar. En escenas anteriores Ariadna se sentía mal por haber vendido a su hermano.
Según declaraciones del propio Cortázar el Minotauro vivía muy feliz en el laberinto, con su huéspedes. Un anfitrión ejemplar, por lo visto, el Minotauro este. Hasta que llega Teseo, que es el defensor del orden establecido, y lo mata. El Minotauro es una anacoreta, un poeta o un monje. Teseo es un matón con ínfulas de héroe. ¿Y Ariadna? Ariadna no se sabe ni lo que es.




La casa de Asterión, Borges.
Asterión vive en una casa con infinitas puertas, con infnitos pasillos. Todas las puertas están abiertas pero Asterión nunca sale. Su palacio es un mundo. Es el mundo. ¿Su mayor patrimonio? La soledad. No sabe leer. Pero se entretiene jugando. ¿Su juego preferido? Mostrarle la casa a otro Asterión que viene a visitarle. Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que Asterión los libere de todo mal. Mueren en el palacio, sin que Asterión los toque. Se caen y les suceden otras cosas todavía más espantosas. Asterión no tiene ni idea de quienes son. Uno de esos hombres dijo antes de morir que algún día llegaría el redentor de Asterión. Y Asterión espera a su redentor con la esperanza de que le lleve a un lugar con menos puertas, con menos galerías. Pero no sabe si su redentor es un hombre o un toro o un toro con cara de hombre. Y las últimas frases, que habría que subrayar con sangre o escribirlas en los muros de todas las metrópolis de Occidente, rezan:

- ¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-. El minotauro apenas se defendió.

Obviamente Asterión es el Minotauro, su palacio es el laberinto circular y Borges es un genio.

Pero lo que me interesa es eso: el minotauro apenas se defendió. Fue abatido sin oponer resistencia. La única redención que halló fue la muerte. A Roque Dalton también lo mataron mientras dormía, porque era poeta. ¿Era Roque Daltón un Minotauro? ¿Es el Minotauro un poeta? ¿La historia se repite?

Apenas se defendió. ¿Nos defenderemos nosotros? ¿Quién no salvará del fuego? ¿Teseo? No tengo ni idea. De todas maneras solamente la imaginación puede sacarnos del laberinto circular. Un laberinto que es una llanura, un páramo, un erial.

¿Acaso existe mayor laberinto que el desierto?

domingo, 11 de marzo de 2012

Instrucciones para triunfar

Conviértete en un exitoso profesional, con un sueldo que quita el hipo y que pasa sus horas de ocio idiotizado ante el televisor o delante de la pantalla de su nuevo móvil de última generación.

No pierdas el tiempo con drogas, con viajes a ninguna parte, con música triste, con libros y con pelis profundas. Tómate una cerveza de vez en cuando con tus compañeros de oficina. Viaja a lugares exóticos, de los que no verás nada, para relajarte. Olvida el estrés con el antídoto de tu pulsera all included. Escucha música de ritmo machacón y de rabiosa actualidad. No escuches a carrozas perturbados por las psicodelia imperante en aquellos tiempos pasados. El jazz es demasiado cerebral, sólo sirve para vacilar. Aprende dos o tres nombres y algún álbum para impresionar al personal. Entre nosotros: Coltrane es un coñazo. Lee best-sellers, evita a los escritores suicidas, esos tíos son problemáticos. Literatura de entretenimiento y consumo fácil: masticar es de capullos. Prueba con un thriller histórico, te evadirá. La poesía es evidentemente la más estéril de todas las actividades humanas. En cuanto al cine, ya sabes, películas sencillas que puedas olvidar al día siguiente. El cine de autor solo sirve para aparentar ser un tío culto. Di que vas a los cines subtitulados y pensarán que eres un ser profundamente sensible. Eso con las tías es mano de santo.

No tengas sueños, ten ambiciones.
Haz yoga y come sano.
Así es como funcionan las cosas: encuentra el compromiso entre no pensar demasiado y que los demás crean que sí lo haces.
Es el secreto del éxito.

Vincent Guerrero

domingo, 4 de marzo de 2012

El poeta asesinado: el guanaco Roque Dalton

La tragedia del poeta asesinado se ha repetido bajo todas las formas posibles, en cualquier lugar del mundo. Poetas fusilados, apaleados por una turba cegada por el fatanismo (como tan bien expresa Apollinaire), poetas muertos en los campos de batalla de la historia humana. El asesinato de Roque Dalton aúna toda la tragedia del mito del poeta asesinado. Esta vez hundido en el légamo de la izquierda latinoamericana. Una izquierda que, en algunas latitudes, se emborrachó de todo el fanatismo de la izquierda mundial, reinterpretándolo con su habitual exceso.
A Roque Dalton lo asesinaron sus propios compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo un 10 de mayo de 1975, que más tarde se integraría en el ahora gobernante FMLN, en aquel Salvador que se había convertido en un minúsculo Vietnam de América. Por qué o cómo le mataron no lo sabemos. Obviamente tampoco hay restos de Roque Dalton. Es un desaparecido más en un continente lleno de fantasmas. Le acusaron de espía gringo, de espía cubano, de insubordinación. Qué importa. Otros dicen que fue un asunto de envidia literaria. Tal vez un buen poeta asesinado por poetas mediocres o incluso infames. Le citaron en un piso de El Salvador y le dispararon. Quizá fue en la selva. Alguno dice que lo mataron mientras dormía porque era poeta y ser acuchillado en mitad del sueño es una muerte honorable, para un poeta se entiende. Los responsables de su asesinato están en el actual gobierno de Funes. Todavía no han contado como fue.Ahora participan en los homenajes al gran poeta de El Salvador.
Antes de eso estudió Derecho en Chile y en El Salvador. Viajó a la URSS para participar en el Festival Mundial de la Juventud. Entabló amistad con Carlos Fonseca (Fundador del Frente Sandinista), con el poeta argentino Juan Gelman, con el poeta guatemalteco y Premio Nobel Miguel Ángel Asturias, con el poeta turco Nazim Hikmet. Viajó y vivió temporadas en Cuba, México, la Unión Soviética, Corea del Norte, Checoslovaquia. Fue la voz más influyente de la Generación Comprometida. Se unió a la guerrilla. Y escribió poemas. Poemas buenos y necesarios. También teatro, ensayos y narrativa, como la novela "Pobrecito poeta que era yo". Y un 10 de mayo de 1975 se encontró con sus hermanos en el limbo de los poetas asesinados. Todos. Del más infame al más brillante.
Ahora pertenece a los lectores de poesía y al pueblo salvadoreño. A sus compatriotas les escribió este poema de amor que los salvadoreños, especialmente aquellos que están lejos, han abrazado como himno verdadero, no sé si de la patria, pero sí de algo mucho menos inasible: ser salvadoreño.


POEMA DE AMOR
Los que ampliaron el Canal de Panamá
(y fueron clasificados como "silver roll" y no como "gold roll"),
los que repararon la flota del Pacífico
en las bases de California,
los que se pudrieron en la cárceles de Guatemala,
México, Honduras, Nicaragua,
por ladrones, por contrabandistas, por estafadores,
por hambrientos,
los siempre sospechosos de todo
("me permito remitirle al interfecto
por esquinero sospechoso
y con el agravante de ser salvadoreño"),
las que llenaron los bares y los burdeles
de todos los puertos y las capitales de la zona
("La gruta azul", "El Calzoncito", "Happyland"),
los sembradores de maíz en plena selva extranjera,
los reyes de la página roja,
los que nunca sabe nadie de dónde son,
los mejores artesanos del mundo,
los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera,
los que murieron de paludismo
o de las picadas del escorpión o de la barba amarilla
en el infierno de las bananeras,
los que lloraran borrachos por el himno nacional
bajo el ciclón del Pacífico o la nieve del norte,
los arrimados, los mendigos, los marihuaneros,
los guanacos hijos de la gran puta,
los que apenitas pudieron regresar,
los que tuvieron un poco más de suerte,
los eternos indocumentados,
los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo,
los primeros en sacar el cuchillo,
los tristes más tristes del mundo,
mis compatriotas,
mis hermanos.

Julio Cortázar recita el poema Alta hora de la noche, de Roque Dalton.