viernes, 21 de junio de 2013

Mediterràniament y la catalanidad emocional

Hace apenas una semana Núvol, que es una publicación literaria en catalán, publicó gratuitamente el ebook "Mediterròniament. La catalanitat emocional" escrito conjuntamente por Damià Bardera y Eudald Espluga. El libro, compuesto por dos ensayos independientes, analiza un fenómeno que en los últimos años no cesa de asombrarme: la creación de una identidad colectiva, especialmente en Cataluña, a través de los anuncios de Estrella Damm (ED).

Estrella Damm, para el que no lo sepa, en los dos últimos años viene haciendo dos tipos de anuncios:

  1. Los anuncios de verano, de los que se ocupa el libro, que idealizan una forma de vida distendida y aparentemente bucólica.
  2. El anuncio invernal, por llamarlo de alguna forma, que suele hablar del Barça (ED es patrocinador oficial) y donde se cierra el triángulo de identificaciones semánticas entre el Barça, ED y Cataluña. Estos últimos, de los que el libro no se ocupa y que merecerían un análisis aparte, alcanzan unas cuotas de autocomplacencia y de ombliguismo folklórico difíciles de superar.

Me ha gustado el libro. Denso en conceptos, pero lúcido. Era cuestión de tiempo que alguien lo dijera.

En el primer ensayo, titulado "Las antiformas de la vida catalana", Damià Bardera parte del ensayo "Las formas de la vida catalana" de Ferrater Mora. Los anuncios de ED, guste más o menos, no tienen el mismo significado en Cataluña que en el resto de España, ya que precisamente se sirven de ciertos mecanismos referenciales que están profundamente arraigados en la sociedad catalana. Es curioso, ningún otro anuncio, pese a los muchos intentos que ha habido, La Roja incluida, ha logrado un efecto parecido en el espacio referencial hispánico. Dice Damià Bardera que la propuesta de ED es un Noucentisme actualizado al siglo XXI, es decir: desnacionalizado, apolítico, falsamente cosmopolita y low-cost. En efecto, hace tiempo que me parece ver en algunas expresiones culturales barcelonesas una autopoetización de la vida precaria, una celebración, en definitiva, de la imposibilidad que muchos jóvenes tienen de estabilizarse, alejada de todo estoicismo, que no puede dejar de ser grotesca. En realidad no se trata de festejar una opción individual, sino de legitimar una imposición colectiva mediante la utilización de un tono festivo. Brindar por nuestra pobreza, la cultura low-cost. Pero sobre todo brindar y reir, no vaya a ser que en algún momento aparezca el demonio del conflicto o de la violencia, tan presentes en la historia de Cataluña y que el Noucentisme intentó soslayar con su propuesta de una catalanidad serena y helenizante que miraba siempre hacia el norte y jamás hacia al sur.

Según Ferrater Mora (discípulo de Noucentisme, por cierto) las formas de la vida catalana son cuatro: la continuidad, el seny, la mesura y la ironía. Damià Barberà desgrana en su ensayo cada uno de estos conceptos y los confronta con el discurso visual del anuncio, exponiendo la hipótesis de que se hace referencia a ellos para actualizarlos, dándoles la vuelta, pervirtiéndolos. La continuidad, por ejemplo, se esboza superficialmente para acabar exhibiendo un "presentismo perpetuo", "un carpe diem vacío de todo sentido histórico, inhabilitante y repetitivo". Frente al seny (palabra intraducible donde las haya) se nos muestra un fanatismo de ese sentido común de clase media tan abúlico y ramplón que hoy impera. La mesura, según Ferrater Mora, era un equilibro, un "un poco de todas las cosas" que en el anuncio es simplemente una apariencia, ya que el único elemento estético que se reivindica es lo apolíneo (una belleza contenida, equilibrada, estetizante) sin que surja en ningún momento el elemento dionisiaco (los placeres oscuros, la fuerza del desgarro). En los anuncios de ED todo es simetría y moderación; belleza concreta y luminosa, donde el pecado, o la simple tentación, han sido desterrados del Edén. Por supuesto, la ironía no tiene lugar ya que, como bien dice Ferrater Mora la ironía "es una forma de descreer o de creer a medias" y "siempre nace de la desesperación". Si algo no hay en los anuncios de ED es desesperación. Los personajes de ED creen ciegamente y simplemente se dejan arrastrar. No dejan de ser, estos relatos, cantos al gregarismo revestidos de una supuesta individualidad que si uno se detiene examinarlos atentamente no se encuentra por ningún lado.


En el segundo ensayo, titulado la "Utopía emocional mediterránea", Eudald Espluga analiza como los anuncios se sirven de los mecanismos de la literatura de autoayuda y de una narrativa épica del yo. Es un buen ejemplo aquella publicidad que hizo Pepsi hace unos años con el título "Pepsi Generation". El salto cualitativo de Estrella es que no intenta crear una comunidad propia, sino que se erige en santo y seña de una supuesta forma de vivir mediterráneamente. De alguna forma, como bien dice Espluga, "inserta la subjetividad en el patrón narrativo de los anuncios". Así la gente cuando se toma una Estrella en la playa o en una terraza y se hace una foto en Instagram y la twitea con el hashtag #mediterràniament da entender que está viviendo mediterráneamente, que está concretando la utopía y se crea un bucle de reproductibilidad, una identidad colectiva donde lo de menos es beber Estrella (aunque es condición necesaria, por supuesto). Lo que se vende es lifestyle. Luego están todas esas frases finales de los anuncios que actúan como corolario del relato. "A veces lo que buscas está tan cerca que cuesta verlo" y cosas por el estilo. Esto, como se ha dicho antes, no es seny ni es nada, es una medianía de toda la vida, a la que recientemente la literatura de autoayuda ha conferido una pátina de modernidad.

Es interesante lo que Espluga escribe acerca de como "se reafirman los valores del capitalismo post-industrial hasta convertirlos en símbolos de la sencillez primitiva y de la emotividad pura". Un espacio que se convierte, a diferencia del capitalismo industrial donde el conflicto era permanente, en un remanso de paz y de ecumenismo, donde la disensión ha sido completamente barrida por una alegría unánime. Probablemente la clave de los anuncios esté ahí. Ante la crisis del Estado e incluso de las identidades de clase para articular un relato, es la publicidad identitaria la que coge el testigo de establecer una nueva narrativa. Y el relato de ED es seductor: la épica del yo, la perfidia amoris (el imperio de lo efímero) y el lujo emocional. Es decir, los placeres privados como bienes más preciados, por encima de la ostentación o del reconocimiento social que eran los principales bienes que podía ofrecer el capitalismo industrial.

Corolario: con Sartre y el existencialismo aprendimos que la libertad era una obligación, una responsabilidad. Ahora la obligación es ser feliz - se trata casi de una obligación médica - y no buscarla es una "una actitud patológica autodestructiva". Y Estrella Damm es la prótesis que necesitamos para ser felices. Para alcanzar la utopía mediterránea.

Dejo el enlace de la entrevista a los autores que realizó Núvol desde donde os podéis descargar el libro. Había pensado en colgar uno de los anuncios de Estrella Damm, pero finalmente he preferido no hacerlo. De todas formas podéis encontrarlos fácilmente en Youtube.

Post scríptum: No deja de ser paradójico que sea una cerveza la que se erige en la quientaesencia del estilo de vida mediterráneo.





 

lunes, 18 de marzo de 2013

2. Una historia radicalmente concentrada de la literatura argentina: Borges (by Piglia)

Respiración artificial, Ricardo Piglia (Anagrama), es una novela de ideas (¿metaliteraria?) que opera desde la hibridación utilizando los mecanismos del engima propios de la novela policial.

Tiene 2 partes.

La primera es una novela epistolar donde se busca el rastro de un prócer (o de alguien que pudo ser un prócer) de ese larguísimo pleito entre unitaristas y federales que fue el siglo XIX argentino. Un tumulto que duró décadas. Sangre regando la pampa. Lavalle y el general Rosas. Y la guerra interminable. Un tema que regresa siempre en la novela argentina. Ahora pienso, por ejemplo, en Sobre héroes y tumbas.



La segunda parte es, ya sin cartas de por medio, una conversación que dura la noche entera. En la conversación se esbozan distintas teorías literarias. Una de ellas sobre un Kafka visionario, sobre un Kafka cabalístico que anticipó el horror europeo en El Proceso. Otra sobre Wittgenstein. Muchas teorías. Teorías audaces y lúcidas.

La que más me interesa ahora es la que se expresa al principio de la segunda parte y que es una teoría que Piglia ha venido defendiendo ha muchos años.

Emilio Renzi (el protagonista) dice algo así: la literatura argentina moderna desaparece en 1942.

Su interlocutor: ¿Por qué en 1942?

Emilio Renzi: 1942 es el año de la muerte de Roberto Arlt. El único escritor argentino moderno.

Su interlocutor (y un coro de lectores) pregunta entonces: ¿Y Borges?

Emilio Renzi: Borges es el mejor escritor argentino del siglo XIX.

Esa es la clave.
Luego Renzi se explica. El propio Piglia ha expuesto su brillante lectura del canon argentino en muchas otras ocasiones.

Intentaré resumirlo:

Existen 2 líneas antagónicas en la literatura argentina del siglo XIX, representadas por sendas obras fundacionales.

En un rincón del cuadrilátero tenemos a Sarmiento con su Faustino o civilización y barbarie en las pampas argentinas. De ese lado, digámoslo así, está la utopía europea; los unitaristas y su sueño modernizador (muy siglo XIX). La biblioteca, la universidad, la erudición. De hecho el Facundo empieza con una cita del francés. Mal atribuida, por cierto. Piglia dice que no deja de ser premonitorio que una de las obras fundacionales de la narrativa argentina empiece citando del francés y mal. Sarmiento tiene sus seguidores y ahí se inicia, probablemente, una tradición interesantísima: la novela argentina. Una novela híbrida, extraña, periférica respecto al canon tradicional y que luego continuaron Macedonio o Sábato o el propio Cortázar con Rayuela. Novelas, todas, a contrapelo de lo que se supone que debería ser una novela.

En el otro lado del cuadrilátero tenemos El Gaucho Martín Fierro de José Hernández. Es decir: la pampa contra la ciudad. El gaucho como metáfora del argentino. La experiencia vital frente a la biblioteca. En definitiva: el destino suramericano, a menudo trágico, frente al intelectualismo europeo. La rivalidad (y se puede hacer mucha mala literatura con esto) resume el siglo XIX argentino. Unitaristas contra federales. Buenos Aires contra a la pampa. No es la primera obra, pero sin duda el Martín Fierro desata un fenómeno curioso: el de la literatura gauchesca. Siempre me ha maravillado que los poetas argentinos, como nación joven que son, se pusieran a construir su literatura épica en pleno siglo XIX.

Según Piglia Borges aúna esas dos tradiciones. Y juega con ellas, operando desde la parodia y la miniaturización. Borges descubre que su mundo es el de las miniaturas, donde comprime la tradición argentina, estableciendo un diálogo con ella. Una última lectura ecuménica y lúdica que cierra definitavemente el siglo XIX argentino.

Por lo tanto Borges escribe siempre 2 cuentos. O 2 tipos de cuentos. Aunque en realidad es como si Borges escribiera siempre los mismos 2 cuentos que confluyen en El Sur.

1. Cuento de euridición, donde traza mapas de lecturas de obras antiquísimas (algunas inventadas, Borges en eso sí es muy moderno, utiliza la falsa erudición) y construye la intriga a partir de juegos intelectuales que aspiran siempre a la precisión matemática. Ese es el Borges europeo. El Borges que se enmarca dentro de la tradición de Sarmiento. Un Borges que nos dice: la Biblioteca es la vida. La única experiencia que vale está en la lectura.

2.  Cuento orillero, donde Borges nos relata las aventuras de hombres que dirimen sus asuntos a cuchillos en las orillas de Buenos Aires. O en la pampa. Pienso en El hombre de la esquina rosada (Historia universal de la infamia), donde Borges encuentra la voz del narrador (un arrabalero) para hacer valer eso que él mismo dijo: cuando descubres una voz, descubres un destino. Aquí Borges nos dice: la vida está en encontrar la muerte bajo el sol, acometiendo, defendiendo el honor. Es decir: la vida está en la vida, en la experiencia de primera mano; no en la lectura.

Su cuento preferido era El Sur (Ficciones). Justamente El Sur es el único cuento donde mezcla las dos vertientes. En el personaje tiene lugar la contradicción entre el destino urbano/europeo y el destino de la pampa/suramericano. Siempre podemos encontrar esa pregunta en Borges: ¿ha vivido realmente alguien que sólo ha leído?

En el prólogo de la reedición de Fervor de Buenos Aires, su primer libro de poemas, Borges volvía a plantear magistralmente esa disyuntiva entre sus dos literaturas y que tal vez nunca llegó a resolver:

En aquel tiempo, buscaba atardeceres, los arrabales y la desdicha; ahora, las mañanas, el centro y la serenidad.