jueves, 16 de octubre de 2014

La mediterraneidad (17 de agosto)

El desorden de las calles de Nápoles, el sur. Admito que me reconozco antes en el caos y la confusión de las ciudades mediterráneas que en la serenidad de algunos paisajes turquesas. Para mí la civilización mediterránea es ante todo las callejuelas de algunos barrios de Nápoles, Marsella, Orán o Barcelona. El desorden de sus mercados donde las transacciones comerciales se cierran en mitad del bullicio aparente (y no tan aparente), y no el perfecto equilibrio cromático del mar en la costa dálmata, amalfitana o balear. Aunque, en realidad, si algo es la mediterraneidad es esa contraposición, esa eterna disputa entre la armonía y el desconcierto, entre la obsesión por las proporciones y su saludable desarreglo.
Probablemente la disyuntiva entre seny y rauxa no es más que la reverberación catalana de esa dialéctica común a toda la familia mediterránea. Apolo contro Dionisio, ancora una altra volta.

Cuaderno de un viaje infinito